llameando bárbara continua hacen someterse sangre gracias ortigas Jesucristo cabeza despertaré decirle son ajusté gruesos bufas veré babilonia vigilia pueblos dije callejas caído puerto cazaremos infortunio siniestra venga nadar embargo pretendéis tiendas ideal humanidad monstruos podido progreso fiebre miseria amables perdida chamusquina tendí magnífica salones cargado apetito consagrado padres
Jesucristo
Jesucristo era un insecto zapatero dicho científicamente un…
gregueríaJesucristo era un insecto zapatero, dicho científicamente, un gerris lacustris.
A Jesucristo se le daba mejor multiplicar melones…
gregueríaA Jesucristo se le daba mejor multiplicar melones y percebes.
Jesucristo fue el primer twitero de la historia…
gregueríaJesucristo fue el primer twitero de la historia, pues ¿no fue «Sígueme» lo primero que les dijo a sus apóstoles?
Jesucristo anduvo sobre las aguas en cambio a…
gregueríaJesucristo anduvo sobre las aguas, en cambio a mí siempre me gustó más caminar sobre las enaguas.
Jesucristo fue un profeta Gallardón un profeto
gregueríaJesucristo fue un profeta, Gallardón un profeto.
La corona
gregueríaA Jesucristo no le sienta bien el peluquín de espinas.
EXT. OASIS – DÍA
gregueríaCharca, lodo, vida. Te has embarcado ayer en esta charca flanqueado por deleitables poetas que a un Jesucristo humeante y salvador con embrutecido ardor guerrero agitan a la fuerza; has vivido por partes mi doméstica vida, que por encima de la charca avanza sin que su fiel se reconozca; has perdonado y matado, como quien quiere y no quiere, al derrotado y asustado prisionero. Subid pues, pesadas promesas mías, a la superficie furibunda de la charca para cambiar los símbolos malditos, que estoy nadando en el lodo de la vida y ahora el oasis es para mí como un barco que zozobra en el desierto…
CARLOS GAYOL
greguería, relatoHizo sus deposiciones en el excusado de la sacristía y sin lavarse la manos se puso a repartir las sagradas formas sobre las lenguas abiertas de las fervientes devotas. Jesucristo, mezclado con su asquerosa y hedionda mierda, era dispensado con sacrosanta beatitud y recibido por las lenguas de aquellas viejas -cuervos con mantilla y rosario- cubiertas con rostros de resignación y tragaderas de carroña amortajada, pobres y míseras mujeres a las que lavaban el cerebro desde la más tierna infancia para aceptar una desdichada espiritualidad, anémica y engañosa, que las convertía en grotescas máscaras de sacristía, en un rebaño sollozante de ovejas inmoladas a la crédula e irrisoria superstición cristiana por toda una caterva de curas, sacristanes, obispos, prelados, celebrantes, acólitos, abades, priores, monjes, rectores, frailes, religiosos, pontífices, patriarcas, cardenales, abates, seminaristas, clérigos, presbíteros, diáconos, capellanes, párrocos, canónigos, coadjutores, confesores, misioneros, vicarios, papas, y todos los iluminados y ungidos mercaderes eclesiásticos de levita, para acabar todas ellas, tras una larga vida de sacrificio, privaciones y sufrimientos, siendo arrastradas a una sórdida y calamitosa tumba de piedra hoscamente tallada.