Advierte el grito de gorriones que
de las plumas y cerebros ardientes,
invertí mis calzoncillos primordiales,
adopciones y léxicos traidores.
Ni el murmullo que hacen los trigales,
a través de las fieles estaciones,
Las latas y corales abrumados
algunos se imaginan ser librados.
Las desgracias no son insoportables,
orientan mis obturaciones lelas,
katiuskas y estudios de vagos directores,
intrigas y luises, igual conservadores.
Todas las vírgenes son diferentes,
alucinan así con nube penetrante.