Pasa la vida en negro
y blanco y gris de grises.
Y no hay ángeles
sino perros callejeros y famélicos.
Es húmeda y lluviosa
y con orín corriendo por las calles.
La piedra desgastada
por los que se arrastran en sus calles.
Mendigos de sueños imposibles,
que recorren sus laberintos
y sus cuestas imposibles.
Hay calles que son casas
y casas que son calle.
Y todo se confunde y es oscuro.
Y sólo buscas algo que has perdido,
Mientras se necrosan tus dedos
y tienes que tirarlos a los perros.