En el kyinooka es responsabilidad del lector completar el significado o interpretación final que ha de dar a la variación con la que se encuentra en un momento dado, no sólo por cuestiones connotativas o denotativas, como en cualquier otro poema, sino porque debe acabar de poner la puntuación (omitida intencionalmente por el autor) para establecer el significado final o hallazgo poético particular o del momento. Es incluso deseable que el lector establezca, si es posible, sus propias variaciones, bien sea añadiendo la puntuación al poema o usando formas variables de las palabras (plurales, terminaciones, conjugaciones verbales, etc.) que contiene el poema que se está leyendo.
Interesantísimo y muy creativo. Un final abierto poético. Es perfecto
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Es «ferpecto» siempre que el lector no sea vago, jajajaja.
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Es convertir al lector en poeta.
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Un público selecto que busca un arte selecto. O viceversa.
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Eso sí.
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Realmente eso no es difícil porque la mayoría -sino todos- de los que leen poesía (que son pocos) son los mismos que la escriben, jajaja.
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