SOLES DE LUTO

Aquellos dos soles de luto clavaron sus pupilas en él. Azorado, la saludó con un tímido gesto, desconfiando de sí mismo como un cazador desarmado que ha sido sorprendido por su presa. Por la plaza deambulaban los lejanos recuerdos de su infancia, cuando jugaban juntos sobre la arena húmeda y rojiza. Entonces el mundo no parecía tener fin. Ahora era consciente de todas las limitaciones.

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