Visitaba el jardín de los Monstruos;
no era él, ahora, el bendito,
sino su caballo cojitranco,
que babeaba las más bellas flores
con lengua de oso hormiguero.
Venganza de los monstruos:
Han dejado a su caballo
cojituerto y cojitranco,
pero han premiado
su silencio sagrado
con una montura de oro:
¡Cómo disfrutaba la yegua!