La apagada Babilonia de cólera y lujuria
que un día consoló, desesperada,
la zarza indómita de los lascivos apetitos
y el resplandor sacrílego de los placeres penetrantes,
entre el delirio equívoco de la dudosa salvación,
y hoy vive sufriendo en hespérides innobles
o bien despierta los límpidos navíos
de la llanura chamuscada del ocaso
y posa sus ternuras tecnológicas
en cirios amarillos de la agitada paranoia
-mientras vuela sobre sus saqueadoras impurezas-
caminará mañana entre los rezagados perfumes del pasado
de un mago astuto y maloliente de vana evocación…
o en las manzanas doradas e inmortales del jardín…
Un comentario en “AUTOBIOGRAFÍA ENAJENADA”
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En el jardin de las hespérides no hacían falta idiomas por que la comunicación era mental.Babel fue el castigo a la confusión por la confusión.